Señora, viste deslumbrante,
luce bella, toda un encanto,
sus diamantes bien puestos
con su precioso manto.
en su caminar sólo emana
su verdadera hermosura
cuan elegancia y dulzura.
su belleza eterna y etérea,
doquier que va en su caminar,
quien dijera no es sidérea.
aún en ese mar obscuro,
sus diamantes, cada uno,
caen sobre su manto, Señora Luna.
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